
Introducción
La maternidad es una etapa transformadora en la vida de una mujer, llena de cambios físicos, emocionales y sociales. Entre los muchos aspectos que las futuras madres deben considerar está el mantenimiento de un estilo de vida saludable. Una de las preguntas más frecuentes que se plantean es: ¿Es seguro hacer ejercicio durante el embarazo? La ciencia moderna ha demostrado que, salvo algunas excepciones médicas, mantenerse activa durante el embarazo y el posparto no solo es seguro, sino también altamente beneficioso para la madre y el bebé.
En esta guía extensa y detallada abordaremos los beneficios del ejercicio durante el embarazo, las recomendaciones según cada trimestre, la importancia del ejercicio en el posparto, mitos comunes, rutinas semanales, y consejos de seguridad basados en evidencia científica. También incluimos recomendaciones sobre nutrición, suplementación y el fortalecimiento del suelo pélvico, con el fin de apoyar una maternidad activa, segura y saludable.
Beneficios del ejercicio durante el embarazo
Beneficios físicos
Numerosos estudios han demostrado que el ejercicio moderado durante el embarazo ofrece ventajas fisiológicas significativas:
-
Mejora de la circulación sanguínea, ayudando a prevenir problemas como las varices y la hinchazón de piernas.
-
Reducción del riesgo de diabetes gestacional: La actividad física regular ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre y mejora la sensibilidad a la insulina (Davenport et al., 2018).
-
Prevención del exceso de peso gestacional, lo que disminuye el riesgo de cesárea y parto prolongado.
-
Reducción del dolor lumbar y pélvico, muy comunes durante el embarazo, especialmente en el segundo y tercer trimestre (Artal & O’Toole, 2003).
-
Mejor control postural gracias al fortalecimiento de los músculos del core y la espalda baja.
-
Facilitación del trabajo de parto y recuperación posparto.
Beneficios psicológicos y emocionales
El ejercicio también tiene un fuerte impacto positivo en la salud mental y emocional:
-
Reducción del estrés y la ansiedad, mediante la liberación de endorfinas.
-
Prevención de la depresión prenatal y posparto, especialmente mediante ejercicios como yoga y caminatas al aire libre (Field, 2011).
-
Mejora del sueño, que suele verse alterado durante el embarazo.
-
Incremento de la autoestima y la percepción corporal positiva, favoreciendo la aceptación de los cambios físicos.

Recomendaciones generales de seguridad
-
Consulta médica previa: Antes de comenzar o continuar una rutina de ejercicios durante el embarazo, es indispensable hablar con tu ginecólogo/a o médico especialista. Esto es especialmente importante si tienes antecedentes de hipertensión, diabetes gestacional, placenta previa u otras condiciones médicas.
-
Evita actividades de alto riesgo: Se deben evitar deportes de contacto, de alto impacto (como correr en superficies duras), ejercicios que impliquen riesgo de caídas (como equitación o esquí), o aquellos que se realicen a gran altitud o en ambientes calurosos y húmedos.
-
Hidratación constante: Asegúrate de beber agua antes, durante y después del ejercicio, incluso si no sientes sed. La deshidratación puede afectar tanto a la madre como al bebé.
-
Vestimenta adecuada: Usa ropa cómoda, transpirable y que permita la expansión abdominal. El calzado debe proporcionar buen soporte para evitar lesiones, especialmente en el tercer trimestre cuando el equilibrio se ve comprometido.
-
Monitoreo de señales del cuerpo: Escucha atentamente a tu cuerpo. Si experimentas dolor abdominal, sangrado vaginal, mareos, dificultad para respirar, dolor en el pecho o contracciones uterinas, detén el ejercicio de inmediato y contacta con tu profesional de salud.
-
Evita posiciones contraindicadas: A partir del segundo trimestre, evita ejercicios en posición supina (acostada boca arriba) durante largos periodos, ya que esta postura puede reducir el flujo sanguíneo al útero.
-
Calentamiento y enfriamiento: Siempre incluye una fase de calentamiento de al menos 5-10 minutos y una de enfriamiento con estiramientos suaves para prevenir lesiones y ayudar a la recuperación.
-
Moderación y regularidad: Prioriza la constancia sobre la intensidad. Es mejor realizar ejercicio moderado 4-5 veces por semana que entrenamientos intensos esporádicos.
Ejercicio durante el embarazo por trimestres
Primer trimestre (0-13 semanas)
Cambios fisiológicos
Durante las primeras semanas del embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta una oleada de cambios hormonales. La progesterona y los estrógenos se elevan significativamente, lo que puede producir náuseas, fatiga, sensibilidad mamaria, cambios emocionales y somnolencia. A pesar de estas molestias, mantenerse activa puede ayudar a atenuar los síntomas, mejorar el estado de ánimo y reducir el riesgo de complicaciones futuras.
Ejercicios recomendados
-
Caminatas suaves de 20 a 30 minutos, idealmente al aire libre para aprovechar los beneficios de la luz solar y la oxigenación.
-
Yoga prenatal de bajo impacto, con énfasis en la respiración, la elongación y la conciencia corporal.
-
Ejercicios de movilidad articular, centrados en cuello, hombros, caderas y tobillos.
-
Estiramientos pasivos combinados con respiración consciente.
-
Actividades acuáticas suaves si están disponibles, como caminar en la piscina.
Precauciones
-
Evita el sobrecalentamiento: se recomienda ejercitarse en ambientes ventilados y evitar entrenamientos intensos en días calurosos.
-
No te exijas demasiado: el objetivo es mantenerte activa, no mejorar el rendimiento.
-
Prioriza la regularidad sobre la intensidad: lo ideal es mantener una rutina constante, aunque de corta duración.
-
Escucha a tu cuerpo: si te sientes mareada o excesivamente cansada, es mejor detenerse.
Segundo trimestre (14-27 semanas)
Cambios fisiológicos
Este trimestre se considera el más estable y energizante. Las náuseas suelen disminuir y muchas mujeres experimentan un incremento en sus niveles de energía. El útero empieza a expandirse visiblemente y puede haber cierta presión en la zona lumbar. Aumenta la laxitud de las articulaciones debido a la relaxina, por lo que es esencial prestar atención a la estabilidad y el control postural.
Ejercicios recomendados
-
Pilates para embarazadas, con modificaciones para fortalecer el core sin comprometer la zona abdominal.
-
Bicicleta estática o elíptica a ritmo moderado.
-
Ejercicios para fortalecer el suelo pélvico, zona lumbar y glúteos.
-
Natación o aquagym prenatal, ideales por su bajo impacto articular y efecto refrescante.
-
Caminatas en superficies planas y con buen calzado.
Precauciones
-
Evita ejercicios en posición supina prolongada (boca arriba), ya que pueden comprimir la vena cava inferior, reduciendo el flujo sanguíneo al corazón.
-
Mantén una postura erguida, evitando la hiperextensión lumbar.
-
Realiza movimientos lentos y controlados, ya que las articulaciones están más propensas a lesiones.
-
No realices ejercicios que impliquen riesgo de caída o cambios bruscos de dirección.
Tercer trimestre (28-40 semanas)
Cambios fisiológicos
En esta etapa, el aumento del tamaño abdominal afecta el equilibrio, la postura y la capacidad pulmonar. El centro de gravedad se desplaza, y el cansancio puede volver a incrementarse. Es normal experimentar hinchazón en pies y piernas, calambres nocturnos y molestias pélvicas. La preparación para el parto cobra protagonismo tanto física como mentalmente.
Ejercicios recomendados
-
Caminatas suaves en horarios frescos, con pausas cada 10-15 minutos si es necesario.
-
Ejercicios de kinesiología prenatal enfocados en la postura, el equilibrio y el fortalecimiento funcional.
-
Yoga prenatal con énfasis en posturas de apertura pélvica y respiración profunda.
-
Estiramientos adaptados a las nuevas limitaciones físicas.
-
Ejercicios de preparación al parto: movimientos pélvicos con fitball, posturas de cuclillas asistidas y masajes perineales.
Precauciones
-
Evita movimientos bruscos o de impacto.
-
Realiza pausas frecuentes para evitar la fatiga excesiva.
-
Hidrátate constantemente, ya que el volumen sanguíneo está aumentado.
-
Evita ejercicios que requieran acostarse boca abajo o que ejerzan presión directa sobre el abdomen.
-
Escucha señales de alerta como contracciones, pérdida de líquido amniótico o mareos.

Ejercicio después del parto
La actividad física en el posparto debe retomarse de manera progresiva y adaptada a cada caso particular, teniendo en cuenta el tipo de parto, la presencia de complicaciones, el estado general de salud de la madre y su nivel previo de condición física. Reanudar el ejercicio puede acelerar la recuperación funcional, mejorar la salud cardiovascular, facilitar la pérdida de peso ganado durante el embarazo, y reducir el riesgo de depresión posparto gracias al efecto antidepresivo del ejercicio regular (Davenport et al., 2018).
Además, el ejercicio contribuye a restablecer la función del suelo pélvico y la musculatura abdominal profunda, que pueden haber sido significativamente afectadas durante la gestación y el parto.
Cuándo comenzar
-
Parto vaginal sin complicaciones: se puede comenzar con caminatas suaves a partir de la primera semana, priorizando la escucha del cuerpo y evitando esfuerzos excesivos. Las rutinas estructuradas se suelen recomendar a partir de la tercera o cuarta semana, según la evolución.
-
Cesárea: al tratarse de una cirugía mayor abdominal, se recomienda esperar entre 6 y 8 semanas, siempre con la aprobación médica. La prioridad inicial es la cicatrización de la herida y la movilidad sin dolor.
Ejercicios recomendados
-
Ejercicios hipopresivos: ayudan a fortalecer el abdomen sin aumentar la presión intraabdominal, lo cual protege al suelo pélvico. Son especialmente útiles para prevenir o tratar incontinencia urinaria y diástasis abdominal.
-
Pilates posnatal: enfocado en el control postural, la respiración, y la estabilización del core, ideal para reeducar el cuerpo.
-
Caminatas con el bebé en coche o portabebés: una opción accesible para mantenerse activa e integrar al recién nacido.
-
Yoga restaurativo: reduce el estrés, mejora la flexibilidad y promueve la conexión mente-cuerpo en una etapa emocionalmente intensa.
-
Ejercicios de Kegel: imprescindibles para recuperar el tono del periné y mejorar el control urinario.
Nutrición y suplementación durante el ejercicio prenatal
Una alimentación adecuada es fundamental para sostener la energía requerida por el ejercicio y el desarrollo fetal:
-
Proteínas: fundamentales para el crecimiento del bebé.
-
Carbohidratos complejos: fuente de energía sostenible.
-
Grasas saludables: ácidos grasos omega-3 para el cerebro fetal.
-
Vitaminas y minerales: ácido fólico, hierro, calcio y vitamina D.
Consulta con un nutricionista sobre la necesidad de suplementos, especialmente si sigues una dieta vegetariana o tienes deficiencias nutricionales.
Fortalecimiento del suelo pélvico
Durante el embarazo, el suelo pélvico —una red de músculos que sostiene el útero, la vejiga y el recto— se ve sometido a una gran presión debido al aumento del peso abdominal y a los cambios hormonales. Esta sobrecarga puede debilitar sus fibras musculares y provocar disfunciones como la incontinencia urinaria, el prolapso de órganos pélvicos y la disfunción sexual. Una adecuada tonificación del suelo pélvico es fundamental tanto para el bienestar durante el embarazo como para una recuperación eficaz en el posparto.
¿Por qué es importante fortalecerlo?
Un suelo pélvico fuerte no solo ayuda a prevenir problemas de continencia, sino que también mejora la estabilidad del core, facilita el parto al permitir un mejor control muscular durante las contracciones, y reduce el riesgo de desgarros perineales. Además, en el posparto, su recuperación es clave para evitar complicaciones a largo plazo.
Ejercicios clave
-
Ejercicios de Kegel: consisten en contraer y relajar los músculos del suelo pélvico como si se intentara interrumpir el flujo de orina. Se recomienda realizar varias repeticiones al día, sosteniendo la contracción entre 5 y 10 segundos, para mejorar el tono muscular. Pueden hacerse sentada, de pie o acostada.
-
Ejercicios hipopresivos: estas técnicas posturales y respiratorias ayudan a reducir la presión intraabdominal, lo cual beneficia el suelo pélvico de forma indirecta. Están especialmente recomendados en el posparto para tratar la diástasis abdominal y mejorar el control postural.
-
Elevaciones pélvicas (puente): tumbada boca arriba con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo, eleva la pelvis activando glúteos y suelo pélvico. Es un ejercicio seguro que también fortalece la zona lumbar.
-
Estiramientos del músculo perineal: especialmente útiles en las últimas semanas de gestación para preparar el periné al momento del parto.
Frecuencia y progresión
Estos ejercicios deben integrarse de forma progresiva en la rutina diaria, idealmente desde el segundo trimestre, cuando la mayoría de embarazadas ya se sienten más estables. La frecuencia recomendada para los Kegels es de 3 a 4 veces por día, con 10 a 15 repeticiones por sesión. Los hipopresivos deben realizarse bajo supervisión profesional al principio, especialmente para aprender la técnica correcta.
Además, se recomienda continuar con estos ejercicios durante todo el posparto, ya que los beneficios se mantienen a largo plazo y ayudan a prevenir recaídas. En mujeres con antecedentes de debilidad pélvica o partos traumáticos, puede ser necesario acudir a un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico para una evaluación individualizada.
Rutina semanal sugerida para embarazadas activas

Señales de alerta para suspender el ejercicio
-
Sangrado vaginal.
-
Mareo o desmayo.
-
Dolor torácico o dificultad para respirar.
-
Contracciones regulares antes de la semana 37.
-
Disminución en los movimientos fetales.
Mitos comunes
Mito 1: El ejercicio puede provocar aborto espontáneo
FALSO. No hay evidencia que relacione el ejercicio moderado con mayor riesgo de aborto (ACOG, 2020).
Mito 2: Si no hacías ejercicio antes, no debes comenzar ahora
FALSO. Puedes comenzar con ejercicios suaves y aumentar progresivamente (Nascimento et al., 2012).
Mito 3: Levantar pesas está prohibido
FALSO. El levantamiento leve o moderado de pesas, supervisado, puede fortalecer la musculatura sin riesgos.
Conclusión
Una maternidad activa no solo es segura, sino profundamente beneficiosa. El ejercicio ayuda a mantener la salud física y emocional, facilita el trabajo de parto y mejora la recuperación posnatal. Es fundamental adaptar las rutinas a cada etapa, respetar los límites del cuerpo y mantenerse informada mediante fuentes confiables.
Consulta con profesionales de la salud antes de iniciar cualquier programa de ejercicios y recuerda que el objetivo no es el rendimiento, sino el bienestar integral tuyo y de tu bebé.
Bibliografía
-
American College of Obstetricians and Gynecologists. (2020). Physical activity and exercise during pregnancy and the postpartum period: ACOG Committee Opinion Number 804. Obstetrics & Gynecology, 135(4), e178–e188.
-
Artal, R., & O'Toole, M. (2003). Guidelines of the American College of Obstetricians and Gynecologists for exercise during pregnancy and the postpartum period. British Journal of Sports Medicine, 37(1), 6–12.
-
Davenport, M. H., Ruchat, S. M., Poitras, V. J., Garcia, A. J., Gray, C. E., Barrowman, N., ... & Mottola, M. F. (2018). Prenatal exercise for the prevention of gestational diabetes mellitus and hypertensive disorders of pregnancy: a systematic review and meta-analysis. British Journal of Sports Medicine, 52(21), 1367–1375.
-
Field, T. (2011). Yoga clinical research review. Complementary Therapies in Clinical Practice, 17(1), 1–8.
-
Nascimento, S. L., Surita, F. G., & Cecatti, J. G. (2012). Physical exercise during pregnancy: A systematic review. Current Opinion in Obstetrics and Gynecology, 24(6), 387–394
Añadir comentario
Comentarios